24 septiembre 2008

El Retrato de Dorian Gray (Oscar Wilde)

La novela, perfectamente estructurada, relatada, mezclando realidad y fantasía, propia de los cuentos moralistas que escribía también por aquel entonces, como El príncipe feliz o El ruiseñor y la rosa, la obsesión de un joven atractivo y exitoso por mantenerse siempre joven, después de que un amigo, el pintor Basil Hallward, le haya retratado soberbiamente en un lienzo. Naturalmente, su deseo se convierte en tragedia tras darse cuenta que, en efecto, sus peticiones han sido escuchadas, lanzándose así en una espiral de odio y vicio.

Oscar Wilde supo retratar a la perfección, con gran ojo crítico, tanto la sociedad de su época (finales del siglo XIX, en plena época victoriana), como el tema de la vanidad, de la locura y la enajenación. Su perfección como retratista y sus descripciones cautivaron a su público. Sin embargo, el carácter en ocasiones algo presumido, indolente y afectado de Dorian Gray lo volvieron en su contra durante los juicios que se celebraron en Londres en contra del autor a propósito de su homosexualidad, entonces un delito por el que se podía ir a la cárcel. Oscar Wilde se defendió admirablemente en el estrado, después de que fueran leídos en voz alta varios pasajes del libro en los que se podría entrever cierta conducta aduladora y delicada entre Dorian y el pintor Basil. Oscar Wilde afirmó que no se podía juzgar en modo alguno a «un hombre por lo que escribe».

Hoy día el mito de Dorian Gray está extendido en la cultura occidental como un sinónimo de vanidad y de deseo de imperturbabilidad, y en honor a esta carismática figura en honor a la belleza y la maldad, se han hecho obras de teatro y películas memorables.

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