17 octubre 2008

El Coronel No Tiene Quien Le Escriba (Gabriel García Márquez)

El coronel no tiene quién le escriba es una novela publicada por el escritor colombiano Gabriel García Márquez en 1971. Se ha dicho de esta breve novela que es una de las más emotivas que haya escrito García Márquez, y su protagonista, aquel viejo coronel que espera la pensión que nunca llega, es considerado como uno de los personajes más entrañables que haya creado el novelista cataquero.

El propio autor de la novela reconoció tras escribirla que era la más simple de las novelas que había escrito hasta la fecha. En ella no se detectan muchas de las facetas características de este autor, como son los frecuentes saltos en la trama, la mezcolanza entre fenómenos fantásticos y situaciones reales, y algunos otros detalles que suelen resaltar en la lectura. La novela pretende reflejar el sentimiento de desasosiego ante la espera, tal y como el autor lo expresó.
Muchos años después de publicarse la novela, en 1989, el director mexicano Arturo Ripstein llevó al cine la obra, con el mismo título que el original.


Trama


El coronel vive con su esposa, quien padece de asma, en una casa de muy pobres condiciones. La historia comienza una mañana en la que en el pueblo se celebrará un funeral, al cual el coronel atenderá. Se revela que ese mes, octubre, es de extrema tristeza e incluso malestar físico para la pareja puesto que es el aniversario del fallecimiento de su hijo Agustín. Tras dar el pésame a la madre del muerto y toparse con unos cuantos conocidos, regresa a su humilde casa de sus abuelos y abuelas maternas.


Sin aparente fuente de ingresos, la única esperanza de ganancia es un gallo de pelea que el coronel ha estado manteniendo en su casa durante varios meses, esperando que pelee en enero y ganar en las apuestas. Al ser viernes, como de costumbre, el coronel camina hasta el puerto donde recién arribaron varias lanchas, de una de las cuales desembarca el administrador de la oficina postal, al cual sigue hasta la oficina de correos. Junto con varias personas, espera recibir una carta, pero como cada semana durante muchos años ya, no recibe nada. Su médico, el cual se encontraba también en la oficina, le presta el periódico, el cual ha sido censurado.


Posteriormente, el médico visita al coronel para revisar a su esposa, y tras dar su visto bueno, le da al coronel una carta con información clandestina que había sido censurada en los periódicos. Tiempo después, el coronel y su esposa discuten un poco sobre lo que deben hacer con el poco dinero que les queda, convenciéndola éste de comprar maíz para alimentar al gallo.


Aunque como es dicho en la novela este ha esperado la pensión por quince años por lo tanto si se restan esos quince años esa fecha dataría en 1951 lo que es una prueba retundante que los más seguro es que hubiera ayudado a combatir en la epoca de la violencia.


En conversaciones posteriores del coronel y su esposa, es revelado que durante muchos años, cada semana, el coronel espera recibir una carta con su pensión de veterano por asistir a la guerra civil colombiana de la Guerra de los mil días, en la cual combatió cuando tenía tan sólo 26 años de edad. Finalmente, al ver que su paga tal vez no llegue si no es bien exigida, decide cambiar de abogado.


Días después, el coronel ha escrito una carta demandando su pensión. Mientras tanto, el maíz que había sido comprado para el gallo, se acaba, y el coronel empieza a alimentarlo con habichuelas viejas. Su esposa argumenta que debería venderle un viejo reloj que tienen, tal vez su más valiosa posesión, al sastre del pueblo, Ángelo. Al encaminarse hacia la sastrería, se encuentra con varios compañeros de su hijo Agustín, entre ellos a Germán, a quienes les ofrece regalarles el gallo. Ellos en cambio ofrecen cuidarlo.


Al visitar a su compadre don Sabas, éste le dice que si vendiera el gallo se lo comprarían fácilmente a 900 pesos. El coronel duda mucho, pero al descubrir que su esposa ha tenido que empeñar sus anillos, decide vendérselo al propio don Sabas. Sin embargo, don Sabas le responde que tiene un cliente que esta dispuesto a comprarselo por 400 pesos. El médico le aconseja al coronel que no se lo venda, pues don Sabas lo vendería posteriormente a 900 pesos.


Don Sabas sale de viaje, y cerrarían el trato al volver. Después de ir a su casa y encontrar que aún no ha llegado, el coronel regresa a su hogar y encuentra que Germán se ha llevado al gallo a entrenar. Entonces, el coronel va a recogerlo y descubre cómo el emocionado público ovaciona al gallo, y en medio de una gran confusión y motivación, se lleva al gallo a su casa, decidiendo que no lo venderían, incluso aguantando los fuertes reproches de su esposa. (Fuente: Wikipedia)

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