Cada una de sus partes está dividida en cantos, a su vez compuestos de tercetos. La composición del poema se ordena según el simbolismo del número tres (número que simboliza la trinidad sagrada, Padre, Hijo y Espíritu Santo, así como también el número tres simboliza el equilibrio y la estabilidad en algunas culturas, y que también tiene relación con el triángulo): tres personajes principales, Dante, que personifica al hombre, Beatriz, que personifica a la fe, y Virgilio, que personifica a la razón; la estrofa tiene tres versos y cada una de las tres partes cuenta con treinta y tres cantos. Adicionalmente, Dante utiliza el número 10 como cabalístico (como número pitagórico), hecho que vemos en los cien cantos de la comedia (33 en cada reino más el canto introductorio) o en los diez niveles del infierno (nueve círculos más el anteinfierno de los indiferentes). La estructura matemática de la Divina Comedia, por otra parte, es mucho más compleja de lo que aquí se esboza. El poema puede leerse según los cuatro significados que se atribuyen a los textos sagrados: literal, moral, alegórico y anagógico. En este poema, Dante hace gala además de un gran poder de síntesis que es característico de los grandes poetas.
Infierno
La primera parte narra el descenso del autor al Infierno, acompañado por el poeta latino Virgilio, autor de la Eneida, a quien Dante admiraba. Acompañado por su maestro y guía, describe los nueve círculos en los que son sometidos a castigo los condenados, según la gravedad de los pecados cometidos en vida. Dante encuentra en el Infierno a muchos personajes antiguos, pero también de su época, y cada uno de ellos narra su historia brevemente a cambio de que Dante prometa mantener vivo su recuerdo en el mundo; cada castigo se ajusta a la naturaleza de su falta y se repite eternamente. Es particularmente recordada la historia de Paolo y Francesca, amantes adúlteros que se conocieron al leer en el libro de Lanzarote los amores de la reina Ginebra y este caballero, que fue motivo de inspiración y homenaje por poetas románticos y contemporáneos, así como la historia del conde Ugolino da Pisa, el último viaje de Ulises, el tránsito por el bosque de los suicidas, la travesía del desierto donde llueve el fuego y la llanura de hielo de los traidores, estos últimos, considerados los peores pecadores entre todos.
Purgatorio
En la segunda parte, Dante y Virgilio atraviesan el Purgatorio, y allí se despiden, pues a Virgilio, un pagano, no le está permitido entrar al Paraíso. La despedida de ambos es señalada por muchos críticos como uno de los momentos más conmovedores del libro. El purgatorio es una montaña de cumbre plana cuyas laderas son escalonadas y redondas, simétricamente al Infierno. En cada escalón se redime un pecado, pero los que lo redimen están contentos porque poseen esperanza. Dante se va purificando de sus pecados en cada nivel porque un ángel en cada uno le va borrando una letra de una escritura que le han puesto encima. En el purgatorio encuentra a famosos poetas, entre ellos a Publio Papinio Estacio, autor de la Tebaida. Cerca de la cumbre está la fuente Eunoe, en la que al beber se olvidan todas las cosas malas y sólo se recuerdan las buenas.
Paraíso
En el Paraíso, de estructura no menos compleja que la del Infierno y concebido como una rosa inmensa en cada uno de cuyos pétalos se encuentra un alma, y en cuyo centro mareante se encuentra Dios, Dante encuentra a su amada, Beatrice (Beatriz), cuyo nombre significa precisamente «dadora de felicidad» y «beatificadora», cercana a Dios en el centro del Empíreo rodeado de los coros angélicos. Cuando el poeta dirige la mirada a Él su memoria se desborda, se desmaya y despierta.
Dante Alighieri llamó sencillamente Commedia (comedia) a su libro, pues, de acuerdo con el esquema clásico, no podía ser una tragedia, ya que su final es feliz. El libro suele presentarse actualmente con un gran cuerpo de notas que ayudan a entender quiénes eran los personajes mencionados. Estos comentarios incluyen interpretaciones de las alegorías o significados místicos que contendría el texto, que otros prefieren leer como un relato literal. Esta tendencia se acentuó en el siglo XX entre los exégetas y críticos de La Divina Comedia, muchos de los cuales sostienen que Dante narró una historia en el mundo material de ultratumba tal como se lo concebía en su tiempo. Miguel Asín Palacios, por otra parte, destacó la importancia de la escatología musulmana en la estructura del Infierno dantesco. La mejor traducción española en verso es la del poeta, crítico y traductor Ángel Crespo. (Fuente: Wikipedia)