14 marzo 2009

Eva Luna (Isabel Allende)

Una lectura “dolorosa”:

¿Por qué será que los betsellers me dan dolor de cabeza? Siempre me dejo llevar por la impresión que causan cuando lo tengo en las manos, pero luego que termino de leerlos me quedo buscando ese toque especial que los coloca entre los más vendidos.

El último trago amargo que me tocó fue “Eva Luna”, de la chilena Isabel Allende. Esta escritora es una de las más prolíficas de Latinoamérica, y su fama ha trascendido desde que publicó su primera novela, “La Casa de los Espíritus”, a mediados de los años ochenta. Pero no fue su renombre lo que me llevó a leer “Eva Luna”, sino más bien la obra en sí.

Estando un día en una librería de Miami empecé a hojear un ejemplar de esta obra y leí las primeras páginas. Estas primeras líneas fueron suficientes para dar con la misma narradora que meses antes había descubierto en “La Casa de los Espíritus”.

Pero no. “Eva Luna” me resultó un rosario, o sea, una repetición de descripciones. Cuando la novela debió tomar vuelo, se vio envuelta en una densa vegetación de hechos y eventos que no la dejaron despegar.

El personaje principal, Eva Luna, se ve reducido a la misma categoría de otros actuantes secundarios que en ciertos momentos parecen tomar más relevancia que la misma protagonista.

En este país, y en cualquier otro, debería estar penalizada la creación de falsas expectativas en el público, en este caso en el público lector. La portada de esta obra dice que se trata de “un romance agridulce”. Lo primero es que no trata de un romance, sino de la vida de una joven que se ve fuertemente golpeada luego de que su madre muere y la deja prácticamente desamparada. Lo segundo es que lo que se podría llamar romance (aunque no es así) no aparece en la narración sino hasta casi terminada la tercera parte del libro, próximo al final de toda la historia.

En cuanto al tema de la obra, éste cobra poca relevancia en el aspecto literario. No sé lo que la autora ha querido transmitir al momento de escribirla. Una obra literaria no debe nacer simplemente bajo las premisas económicas, porque de lo contrario no estaría cumpliendo con los propósitos edificantes de la literatura.

“Eva Luna” es una novela en la que su autora puso más atención a la forma de las palabras que a lo que éstas expresan, es decir, le da más cabida a la manera de decir las cosas que a lo que está diciendo.

Creo que esta obra no merece el calificativo de “novela” ya que está constituida por una serie de sucesos que parecen mantenerse aislados, y al final la obra toma un giro por senderos que ya hemos visto en libros anteriores de la escritora: guerra y política. Por eso es que digo “más de lo mismo”.

La próxima vez que decida leer un libro no me dejaré llevar por los titulares ni por los comentarios que de éste se hagan; tampoco por las primeras líneas, pues lo que al principio empieza como un delicado sendero de flores delicadas, en menos de cincuenta páginas se puede convertir en la vía dolorosa.

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