24 julio 2010

El infinito en la palma de la mano (Gioconda Belli)

Gioconda Belli intenta aquí dar una versión moderna y colorista de la tradicional historia bíblica de Adán y Eva. Del interior de Adán, que se ha sentido vivo sin saber cómo ni por qué en mitad del paraíso, aparece Eva, quien desde el principio se siente seducida por el fruto del árbol del conocimiento que la Serpiente le ha ayudado a reconocer y de cuya prohibición de comer le ha informado. En sus momentos de duda, Eva cree ver en las aguas del río una serie de imágenes que muestran la futura historia de la humanidad que sólo se hará realidad si ella se atreve a comer y llega a la conclusión de que tomar el fruto no sería exactamente una desobediencia, que su Creador (al que llaman Elokim) desea que lo coma y se haga con ello la responsable de que tal historia ocurra. “No moriré. Lo sé. Él espera que yo coma. Por eso me hizo libre”.

Eva come el higo del árbol del conocimiento y lo encuentra placentero y da de comer a los animales que la rodean y finalmente a Adán, a pesar de que éste le reprocha la desobediencia. Entonces comienzan a sentirse extraños, se sienten avergonzados de su desnudez y a la vez atraídos sexualmente uno a otro y emprenden su primera cópula. Poco después, la tierra se echa a temblar y desaparece el paraíso, las fieras dejan de reconocerlos y les atacan y tienen que refugiarse en una cueva. La Serpiente reaparece y les informa de que tendrán que morir, pues han perdido la eternidad y les impulsa a especular sobre la crueldad del invisible Elokim, su posible aburrimiento con su obra, su necesidad de experimentar con sus criaturas. Eva oye a Elokim a través de una voz interior y le reprocha lo que ha hecho y él responde que lo hizo porque desobedecieron y les anuncia que a partir de ahora habrá noche y día y tendrán que dormir una buena parte de su vida y durante ese tiempo les asaltarán sueños.

Poco a poco, Adán y Eva van descubriendo otros aspectos de su nueva condición: se sienten humillados al tener que orinar y defecar, a Eva le aparece la menstruación y sienten constantemente hambre y frío. Adán ve que su perro mata un conejo para comer y decide hacer lo mismo, argumentando ante la Serpiente (que ha decidido regalarles el fuego) que al parecer Elokim ha decidido que sus criaturas vivan matándose los unos a los otros. Eva se niega a lo que para ella es comer muerte y se arregla con frutos y aprende a recolectar para acaba cayendo en lo que no quería hacer comiendo pescado. El vientre de Eva comienza a crecer y ella dice sorprenderse del mar que crece en su interior. A través de lo que ven en los animales y de las informaciones que de vez en cuando les transmite la Serpiente, aprenden que van a tener hijos y que tendrán que cuidarlos hasta que sean mayores.

En un primer parto, nacen los gemelos Caín y Luluwa, y en el segundo vienen Abel y Aklia. Cuando llegan a la adolescencia, deciden casar a los de un parto con los de otro, pues al parecer así lo tienen ordenado. Pero Caín se sienta atraído por su hermosa gemela Luluwa y le resulta indiferente la inteligente pero insignificante Aklia. Considera que la decisión de Adán muestra un favoritismo hacia Abel que además cree compartido por Elokim, que en una ceremonia de sacrificio hizo que la ofrenda de Abel luciera más que la suya. Ante la presencia de Luluwa, Caín golpea a Abel en una discusión y aún sin pretenderlo, le mata. Aparece ante sus padres con un estigma en la frente y decide marcharse, junto con Luluwa. La Serpiente dice a Eva que Elokim ha depositado en la pequeña Aklia, que cada vez se asemeja más a un mono, oscura y peluda, la inocencia que ella tuvo y que puede que sea la clave para un nuevo comienzo que incluya la vuelta al paraíso. Aklia se siente atraída por los monos de los árboles y se suelta de su madre para ir con ellos.
(Fuente: es.shvoong.com)

11 julio 2010

De Profundis (Oscar Wilde)

La obra toma la forma de una larga y emocional epístola épica a su amante Alfred Douglas, hijo de los marqueses de Queensberry, escrita en la prisión de Reading, donde cumplía una pena por comportamiento indecente y sodomía.

«Detrás de la alegría y la risa, puede haber una naturaleza vulgar, dura e insensible. Pero detrás del sufrimiento, hay siempre sufrimiento. Al contrario que el placer, el dolor no lleva máscara». (Behind joy and laughter there may be a temperament, coarse, hard and callous. But behind sorrow there is always sorrow. Pain, unlike pleasure, wears no mask).

Mientras estuvo en prisión, Wilde no fue autorizado a enviar la carta que escribió, apenas se le permitió llevar el manuscrito consigo hasta el final de la pena. Wilde acabó por confiar el manuscrito a su amigo periodista Robert Ross, que hizo dos copias dactilografiadas. Una la envió a Douglas que negó siempre haberla recibido. En 1905, cuatro años después de la muerte de Wilde, Ross publicó una versión reducida de la carta (cerca de un tercio) con el título De Profundis, que se utilizaría en posteriores ediciones. Un mes antes de salir de la cárcel, Wilde escribió una carta introductoria del escrito para su amigo Robert. En ella menciona su deseo acerca del título:

Esta es una carta encíclica, y -como las bulas del Santo Padre se nombran a partir de sus primeras palabras- esta podría llamarse: "Epistola: in carcere et vinculis".

El original fue donado en 1909, por Ross, al British Museum, con la condición expresa de que no fuera presentado al público durante cincuenta años. La segunda copia dactilografiada fue utilizada para la publicación de la "primera versión completa y rigurosa" por Vyvyan Holland, hijo de Wilde, en 1949. En realidad, cuando en 1960, el manuscrito fue revelado al público, fue posible establecer que la copia dactilografiada contenía cerca de un centenar de errores. La versión corregida se publicó en 1962 en el libro de cartas "The Letters of Oscar Wilde".

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