19 diciembre 2010

Los miserables (Víctor Hugo)

La obra, que tiene lugar en 1815, comienza hablando del obispo de Digne, Monseñor Myriel, de gran bondad y generosidad con los pobres. Vive con su hermana solterona y con una sirvienta en un antiguo hospital. Se describe cómo era su vida, totalmente apegada a sus creencias religiosas, pero pasa por graves apuros económicos.

En la segunda parte, aparece toda una descripción de Jean Valjean, que es un hombre que quería ser bueno, pero es condenado a la prisión por haber robado un pedazo de pan para sus sobrinos que no habían comido en varios días, y por el simple hecho de haber intentado escapar varias veces, su condena se estaba haciendo cada vez más larga. Sale 19 años después, pero el hecho de haber estado tanto tiempo en la cárcel, ha cambiado su personalidad y se ha vuelto un hombre frío, al salir de la cárcel, pide refugio en la casa del obispo (que ya es arzobispo) y estando ahí, ve las cosas de plata que este tiene en su muy humilde morada y trata de robárselas; la sirvienta, lo descubre y corre a contarle al arzobispo lo que vio, este siendo un hombre tan bueno regaña a su sirvienta, y a Valjean le regala sus cosas de plata y le ayuda a no volver a pisar la cárcel, lo cual causa cierta confusión en Valjean porque no se explica cómo es que tratando de haberle hecho un mal al arzobispo, este aun así se preocupa por él y le ayuda.

En la tercera y cuarta parte, cuenta la historia de Fantine, que es una muchacha que está muy enamorada, pero así de repente, su novio la abandona y es cuando ella se da cuenta que está embarazada, muy triste y desconsolada por su reciente abandono, decide educar de la mejor forma posible a su hija, a la que llama Cossette. Cuando se da cuenta la madre que no puede seguir manteniendo a su hija ella sola, le pide a una familia (los Thénardier) que se hagan cargo de ella, pero estos maltrataban mucho a la niña y le exigían mucho dinero a su madre para cuidarla, incluso a Cossette la llegan a tratar como su sirvienta.

Esta quinta parte habla de un hombre que de repente está ganando mucho dinero, su nombre: Monsieur Madeleine; este hombre es Jean Valjean quien ha tenido un cambio muy importante en su vida y quien ha estado haciendo negocios e invirtiendo y éste recoge a Fantine y ella se vuelve su criada.

Aquí hay un hombre (Javert) que cree conocer a monsieur Madeleine, él reconoce que es Jean Valjean pero no tiene como comprobarlo, entonces arregla un juicio en el que Valjean como ve que no tiene de otra y para de una vez arreglar todo, confiesa su verdadera identidad ante toda la asamblea, por cierto...muere la mamá de Cossette esperando tener junto a ella nuevamente a su hija.

En esta parte del libro, nos comienza describiendo la batalla de Waterloo, donde nos menciona nuevos personajes como el Barón Pontmerçy y Thénardier. Ahora, el expresidiario Jean Valjean, hace creer a todos que muere ahogado, al aventarse al mar con grilletes y cadenas (aunque estas no estaban amarradas) pero tiene su fortuna enterrada cerca de casa de los Thénardier, donde se topa con Cossette cuando era aun una niña, y decide llevársela para protegerla de sus “cuidadores”, quienes en realidad solo explotaban a la pobre niña; ya él teniendo a la niña consigo, se preocupa por ella y la adopta como hija, y viven en los barrios más pobres en París, pero entre ellos se crea un lazo fraternal y cada vez se quieren más; un día son reconocidos y llevados a un convento, ya ahí en el convento, se la pasa describiendo con lujo de detalles como vestían, sus horarios y cuales eran sus actividades diarias, en fin toda una descripción que nos muestra el porqué este libro romántico tiene sus toques realistas.

Ahora, nos vuelven a meter a más personajes, comenzando por Gavroche, él es un muchacho digno de ejemplo, ya que ha pasado por tantas situaciones como hambre, pobreza, pero es tan gentil, generoso y con ideas revolucionarias, es hijo de los Thénardier, abandonado por cierto.

Luego sale M. Guillenormand que es un señor de 90 años que casó a su hija con un coronel que muere en la batalla de Waterloo dejando con ella a un hijo llamado Mario; Mario tiene una visión totalmente diferente a la que su abuelo le ha pintado, y es por eso que se pone en contacto con grupos revolucionarios. Fuente(s): Después de andar dando vueltas, se entera que su padre no está muerto, si no que está viviendo en Normandia y que prefirió renunciar a verlo, para que éste no perdiera una herencia; ya cuando se puede encontrar con su padre, es demasiado tarde, el está en su lecho y muere pidiéndole a su hijo que se mantenga fuerte en sus convicciones y que no renuncie a lo que él quiera.

Volviendo con Jean Valjean, se va del convento para no privar a Cossette de las libertades del mundo exterior y es por esto que rentan una pequeña casa; un día Marius ve a Cossette con el que cree que es su padre, y se enamora perdidamente de ella. Ella como buena señorita, se intimida.

Marius va con su abuelo para pedirle permiso de pedir a Cossette en matrimonio y el abuelo, hace burla del hecho y le propone la tome como amante.

En esta parte, Víctor Hugo nos describe con lujo de detalles como es que el pueblo se levanta contra el General Lamarque y como todos luchan por la revolución.

Luego describe la muerte de Valjean, donde éste rescata a Marius de unas graves heridas y lo lleva a casa de su abuelo, el abuelo se entristece mucho de ver a su nieto en tales condiciones, pero deciden darle su apoyo para curarlo y que se recupere pronto, Valjean le perdona la vida a Javert y este le confiesa que lo ha estado persiguiendo y que no le fue sincero y fiel cuando lo prometió, Valjean le perdona todo, Marius no quiere que Jean Valjean siga visitando a Cossette (aun cuando este ya le había dicho quien era el realmente y que no era su verdadero padre) y deciden que las visitas serán más esporádicas hasta que ya no se haga ninguna visita.

Finalmente, un día en que visitan a Valjean, lo encuentran en su lecho de muerte y Valjean los abraza considerándolos sus hijos y muere abrazado a ellos lleno de dicha y felicidad.
(Fuente: Wikipedia)

16 diciembre 2010

Desierto (Jean-Marie Gustave Le Clézio)

En 1909, miles de «guerreros del desierto» y sus familias, pertenecientes a diversas tribus del noroeste de África, confluyen en Sagia el-Hamra y, guiados por el cheij Ma el-Ainin, inician una ardua marcha que tal vez les lleve a enfrentarse al ejército francés. Varias décadas después, esa terrible y hermosa historia ha caído casi en el olvido para todos, incluso para Lalla, una niña descendiente de los «hombres azules» del Sahara, que vive con la familia de su tía Aamma en los suburbios de una gran ciudad a orillas del Mediterráneo. Pese al sol y el viento implacables, Lalla ama las dunas, el silencio y, sobre todo, la libertad. Es feliz escuchando las leyendas que le cuentan su tía y el anciano pescador Namán, y recorriendo pedregales junto al joven pastor Hartani, con quien descubre el amor. Pero debe despedirse de ese mundo y embarcar hacia Marsella, donde tiene que buscarse la vida entre miles de emigrantes; un fotógrafo, tras descubrir su rara belleza, le brindará la oportunidad de mejorar su situación. Sin embargo, hija del desierto, Lalla querrá regresar a la tierra de la que partió, a sus verdaderos orígenes.
(Fuente: Tusquesteditores.com)

11 diciembre 2010

Niebla (Miguel de Unamuno)

Niebla es una obra de madurez en la que convergen los intereses esenciales del autor. El principal, el rechazo vital a una muerte que signifique el final de la existencia, de la vida personal. También, la ruptura con un patrón determinado de novela procedente de la época del realismo.

Una de las escenas más importantes muestra la confrontación entre el protagonista, Augusto Pérez, con el propio autor, Miguel de Unamuno, revelando el tema de la imposible inmortalidad y la infructuosa lucha del hombre ante tal trágico destino (capítulo XXXI).

Desde el punto de vista del género literario, Niebla es la primera obra que Unamuno califica de nivola, género creado por él y que pretendía constituirse como alternativa a la novela realista en vigor a finales del siglo XIX.

En la novela Augusto va a ver a Unamuno y éste le dice que no puede suicidarse porque no vive solo, sino que es un ente de ficción. Después se da cuenta de que todo es un sueño, un sueño de su vida.

Augusto se rebela contra su no-existencia. Al final muere y le manda un telegrama a Unamuno en el que le dice "enhorabuena, se ha salido usted con la suya". La novela termina con una oración fúnebre a cargo de Orfeo, el perro de Augusto.

Toda la novela se configura como una extensa confesión metafísica. Unamuno se despieza a sí mismo, se convierte en ficción, se reinventa. Por ello su personaje acaba cobrando vida: la pretensión de la obra es cohesionar de tal forma ficción y realidad que el propio lector se sienta confuso, cierre las páginas del libro preguntándose aún qué hay de cierto y qué hay de novelesco (de nivolesco) en él. De esta forma se transportan al sentir de Miguel por entonces: un periodo de crisis, de preguntas, de vacíos espirituales.

Es interesante al respecto uno de los párrafos del libro, referente al novio de la amada del protagonista. Cuando aparece, Augusto Pérez se pregunta a sí mismo qué papel juega en su vida, en la vida de ella. Él es, ahora, el otro. Y jugando con ese pronombre Unamuno se embarca en una divagación filosófica acerca de la personalidad y el rol que interpretamos tanto en nuestra vida como en la de los demás.

Si bien, por otra parte, Niebla es la rebeldía hecha prosa, por el hecho de ser el primer representante del nuevo género "nivola", Augusto es también un rebelde (frágil al final, pero rebelde). La visita a casa del propio Unamuno es prueba de ello. El personaje no se conforma con una vida de títere, no manejada a su antojo. Como confesará:

"–¡Quiero ser yo, ser yo!, ¡quiero vivir! ––y le lloraba la voz."
"–¿Conque no, eh? ––me dijo––, ¿conque no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme: ¿conque no lo quiere?, ¿conque he de morir ente de ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel, ¡también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada de que salió...! ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, se morirá, aunque no lo quiera; se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo; lo mismo que yo! Se morirán todos, todos, todos. Os lo digo yo, Augusto Pérez, ente ficticio como vosotros, nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted más que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo que yo, que Augusto Pérez, que su víctima..."
Es decir, se trata de la vida de alguien que lucha contra el determinismo divino pero que acaba, tras un periodo revulsivo, aceptando el destino que le haya sido marcado:

"Este supremo esfuerzo de pasión de vida, de ansia de inmortalidad, le dejó extenuado al pobre Augusto".
"Y le empujé a la puerta, por la que salió cabizbajo. Luego se tanteó como si dudase ya de su propia existencia."

Es necesario, asimismo, hacer referencia al concepto de inmortalidad que el libro trata. Para ello conviene saber que a Unamuno siempre le preocupó el tema de la inmortalidad, del qué detrás de la muerte (como ya se explaya en Del sentimiento trágico de la vida... ). Y este libro es quizá en ese sentido un desahogo, o un campo de pruebas acerca de si la inmortalidad es posible, si se puede perdurar tras de la muerte.

Aunque sea tratar otro libro (Del sentimiento trágico...), es interesante mencionar que para Unamuno la inmortalidad es posible siempre y cuando quede alguien en el mundo material que nos piense, que nos recuerde. Por ello en Niebla se leen referencias tales como:

"¡Dios dejará de soñarle!"
"–No se sueña dos veces el mismo sueño. Ese que usted vuelva a soñar y crea soy yo será otro. Y ahora, ahora que está usted dormido y soñando y que reconoce usted estarlo y que yo soy un sueño y reconozco serlo, ahora vuelvo a decirle a usted lo que tanto... "
En resumen, el libro es una excusa para preguntarnos sobre nuestra existencia, tanto física como espiritual.

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