15 julio 2008

La Caída de la Casa de Usher (Edgar Allan Poe)

Un joven caballero es invitado al viejo caserón de un amigo de la adolescencia, Roderick Usher, artista enfermizo y excéntrico que vive completamente recluido en compañía de su hermana, Lady Madeline, también delicada de salud. Usher vive presa de una enfermedad indefinible, lo que hace a todos temer por su vida. La que acaba muriendo es su hermana. Sus restos mortales son depositados en una cripta, pero no tardan en producirse terribles acontecimientos que desembocarán en un trágico final.


"The Fall of the House of Usher" fue publicado por primera vez en la revista Burton´s Magazine, número de septiembre de 1839.

La caída de la casa Usher es una de las obras preferidas por la crítica en términos generales, y la que el propio Poe consideraba de las más logradas que había escrito, solamente por detrás de Ligeia. Relato largo, generoso y matizado, es muy "literario", por su densa materia narrativa, por las numerosas citas que contiene, los títulos de libros, y hasta poemas completos, como El palacio encantado, el cual había sido publicado separadamente en abril de 1839 en la revista Baltimore Museum.

Se cuenta entre las más complejas —si cabe tal expresión tratándose de Poe— historias de su autor, y no sólo atendiendo a las muchas interpretaciones literarias y psicológicas que de ella cabe extraer (ha sido objeto de decenas de estudios desde todos los puntos de vista) sino, como decimos, debido a sus excesos, literarios (su intenso barroquismo, su eficaz retórica anticuada) y de todo tipo, como la fantástica recreación de efectos que se logra al combinar, alucinógena y metafóricamente, las figuras estilísticas con procesos físicos misteriosos: la personificación, la sinergia, la ósmosis, la sinestesia...

El cuento contiene una gran acumulación de elementos dispares, pero ordenada y sabiamente graduada: todo ello no sirve más que a la vertebración de una larga alegoría de la enfermedad y la muerte. La recargada ambientación y el paisaje, plenos de detalles lóbregos y exangües, traen ecos de la novela gótica clásica (piénsese en Ann Radcliffe, Matthew G. Lewis, Horace Walpole y compañía), pero, como gran exponente que es del terror psicológico inventado por su autor, aporta pruebas constantes al mismo tiempo de la originalidad y la genialidad artística de aquel.

Por otro lado, como señala Julio Cortázar, en este cuento los elementos autobiográficos saltan a la vista como en ningún otro (quizá a excepción de El gato negro): el egotismo morboso, vinculado a una enfermedad nerviosa de confusa etiología, los rasgos necrofílicos, el sadismo macabro, las relaciones familiares anormales (de tipo incestuoso), la presencia estimulante del opio (combinado estéticamente, según se ha indicado, con cuadros y libros vetustos e interpretaciones musicales desaforadas).

Pero el genio de Poe logra amalgamar todo ello en una síntesis armoniosa y fascinante, y el instrumento de que se vale para ello no es otro que su maestría técnica sin par. En esto se iguala La caída de la Casa Usher con el resto de obras maestras del autor dentro del género breve: El corazón delator, Los crímenes de la calle Morgue, La verdad sobre el caso del señor Valdemar, etc. Siempre esas cualidades rítmicas y musicales en la estructura y en la propia prosa, la exquisita finura en el diseño de la curva de interés; el estruendoso clímax final, a lo grand guignol, al que se accede en el caso que nos ocupa por medio de un procedimiento contrapuntístico que sería un siglo después muy utilizado en el cine de suspense: la doble trama confluyente.

En cuanto al vistoso lienzo final, de proporciones tan majestuosas como terribles, excede a toda consideración literaria: se trata de una de las imágenes más citadas en la historia del género macabro.

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